Foto: (Suministrada)
Feliz y segura Marisol Malaret
viernes, 10 de junio de 2011
Frances Tirado / Primera Hora
Feliz y segura Marisol Malaret
viernes, 10 de junio de 2011
Frances Tirado / Primera Hora
A sus 62 años, Marisol Malaret, Miss Universe 1970, es consciente de que el tiempo no pasa en vano, de que las oportunidades vienen y van en cuanto a proyectos, que la belleza interna es lo que más vale en las personas y que ser puertorriqueña es su mayor orgullo.
Aunque es celosa con su vida personal y es selectiva a la hora de participar en algún evento, Marisol Malaret, la primera boricua en obtener la corona internacional hace 41 años, ha decidido regresar al tradicional Desfile Puertorriqueño que se llevará a cabo este domingo en la Quinta Avenida de Nueva York.
La razón por la que la ex reina de belleza decidió asistir a este popular evento obedece a que hay una causa benéfica de por medio que ella ha apoyado desde que obtuvo el título de Miss Universe, y es el Covenant House, que brinda alimentos, educación y varios tratamientos a más de 40 mil jóvenes removidos de sus hogares en Estados Unidos, Canadá y Latinoamérica.
La puertorriqueña Dayanara Torres, Miss Universe 1993, también ha apoyado a Covenant House, por lo que no titubeó en unirse a Marisol Malaret junto con Zuleyka Rivera, Miss Universe 2006, para apoyar esta noble causa que se convierte este año en la beneficiaria de la aerolínea American Airlines, compañía que ha invitado a las tres beldades boricuas a la Parada Puertorriqueña.
“Me motivó mucho que Dayanara apoye esta causa. Yo soy boricua de pura cepa y serlo es uno de mis orgullos. Volver a hacer eso a mis 62 años no tiene que ver con belleza exterior, sino interior; tiene que ver con lo que es lo importante, que es ayudar al prójimo”, sostiene.
La santurcina agrega, por otra parte, que tras obtener el título de Miss Universe, “lo que era la exposición fuera de Puerto Rico nunca me llamó la atención, por eso quise volver y crear aquí (en la Isla) y creo que puse mi granito de arena”.
Narra que cuando participó en la Parada Puertorriqueña, “hubo un suceso que no recuerdo qu'e pasó, pero se volcaron carrozas y yo tuve la buena suerte de que unos puertorriqueños me dieron la mano, me sacaron y me salvaran, y me dieron una vuelta por todo Nueva York y fuimos a comer alcapurrias como si estuviera en casa. Pero se quedó un poco confundida mi alma de si volvía o no”.
“Probablemente esta parada sea mi última aparición pública”, confiesa a Primera Hora.
Ejemplo a seguir
Marisol Malaret siente que va a ser “maravillosa” la experiencia que vivirá este fin de semana junto con sus colegas Dayanara Torres y Zuleyka Rivera, ya que el encuentro entre ellas será “bien importante”.
“Me siento puertorriqueña con mi mancha de plátano. Está este recuerdo (el de ella cuando ganó), está el de Dayanara que todo el mundo tanto la ha querido y Zuleyka que se ha metido al pueblo en un bolsillo (como actriz). Las tres representamos diferentes etapas de la mujer en Puerto Rico y somos ejemplo de mujeres de perseguir sueños y conquistarlos como Miss Universo”, sostiene.
Con el pasar de los años para, Marisol Malaret, lo más difícil son las comparaciones que suelen hacer las personas de las reinas.
“Esa es una de las partes más difíciles para cualquier mujer porque los años van pasando y es ley de vida envejecer. Hay que ir enseñándole al pueblo que eso es parte de... En eso fui una reina que si iba al colmado no me vestía de make up y blower y si iba al parque con mi nena (Sasha Stroman, quien es periodista y cineasta), iba como mamá. Yo era una mujer normal, no andaba puesta con la corona a través de los años porque hubiera hecho el ridículo”.
Indica, asimismo, que “ha sido fuerte porque tu vida personal te trastoca y tener cuidado con lo que haces y si cometes un error, lo tienes que decir y pedir tus disculpas. Es una responsabilidad bien grande y bien fuerte, pero valió la pena”.
Deja de fumar
Uno de los logros de la creativa empresaria ha sido dejar el cigarrillo hace un año tras cuatro décadas fumando, razón por la que desea escribir un libro para que les sirva de apoyo a las personas.
“No utilicé ningún medicamento sino, a ese ser maravilloso que ha estado en mi vida que se llama Dios. Estoy como cualquier adicto, día a día, porque siempre ha habido la posibilidad de recaer. Quiero sacar el libro, pero quiero estar más fuerte en mi convicción. Estoy contenta y valió la pena 40 años más tarde. Mi salud está mejor y los planes médicos deben estar contentos porque no tengo bronquitis; estoy más gordita, pero pienso que ahora estoy más buena”, acota.
“Lo mejor de mi edad es que te quita la preocupación de todo, ya no tienes que competir en nada y ése es uno de los grandes estrés que tenemos a diario”, precisa.
Aunque es celosa con su vida personal y es selectiva a la hora de participar en algún evento, Marisol Malaret, la primera boricua en obtener la corona internacional hace 41 años, ha decidido regresar al tradicional Desfile Puertorriqueño que se llevará a cabo este domingo en la Quinta Avenida de Nueva York.
La razón por la que la ex reina de belleza decidió asistir a este popular evento obedece a que hay una causa benéfica de por medio que ella ha apoyado desde que obtuvo el título de Miss Universe, y es el Covenant House, que brinda alimentos, educación y varios tratamientos a más de 40 mil jóvenes removidos de sus hogares en Estados Unidos, Canadá y Latinoamérica.
La puertorriqueña Dayanara Torres, Miss Universe 1993, también ha apoyado a Covenant House, por lo que no titubeó en unirse a Marisol Malaret junto con Zuleyka Rivera, Miss Universe 2006, para apoyar esta noble causa que se convierte este año en la beneficiaria de la aerolínea American Airlines, compañía que ha invitado a las tres beldades boricuas a la Parada Puertorriqueña.
“Me motivó mucho que Dayanara apoye esta causa. Yo soy boricua de pura cepa y serlo es uno de mis orgullos. Volver a hacer eso a mis 62 años no tiene que ver con belleza exterior, sino interior; tiene que ver con lo que es lo importante, que es ayudar al prójimo”, sostiene.
La santurcina agrega, por otra parte, que tras obtener el título de Miss Universe, “lo que era la exposición fuera de Puerto Rico nunca me llamó la atención, por eso quise volver y crear aquí (en la Isla) y creo que puse mi granito de arena”.
Narra que cuando participó en la Parada Puertorriqueña, “hubo un suceso que no recuerdo qu'e pasó, pero se volcaron carrozas y yo tuve la buena suerte de que unos puertorriqueños me dieron la mano, me sacaron y me salvaran, y me dieron una vuelta por todo Nueva York y fuimos a comer alcapurrias como si estuviera en casa. Pero se quedó un poco confundida mi alma de si volvía o no”.
“Probablemente esta parada sea mi última aparición pública”, confiesa a Primera Hora.
Ejemplo a seguir
Marisol Malaret siente que va a ser “maravillosa” la experiencia que vivirá este fin de semana junto con sus colegas Dayanara Torres y Zuleyka Rivera, ya que el encuentro entre ellas será “bien importante”.
“Me siento puertorriqueña con mi mancha de plátano. Está este recuerdo (el de ella cuando ganó), está el de Dayanara que todo el mundo tanto la ha querido y Zuleyka que se ha metido al pueblo en un bolsillo (como actriz). Las tres representamos diferentes etapas de la mujer en Puerto Rico y somos ejemplo de mujeres de perseguir sueños y conquistarlos como Miss Universo”, sostiene.
Con el pasar de los años para, Marisol Malaret, lo más difícil son las comparaciones que suelen hacer las personas de las reinas.
“Esa es una de las partes más difíciles para cualquier mujer porque los años van pasando y es ley de vida envejecer. Hay que ir enseñándole al pueblo que eso es parte de... En eso fui una reina que si iba al colmado no me vestía de make up y blower y si iba al parque con mi nena (Sasha Stroman, quien es periodista y cineasta), iba como mamá. Yo era una mujer normal, no andaba puesta con la corona a través de los años porque hubiera hecho el ridículo”.
Indica, asimismo, que “ha sido fuerte porque tu vida personal te trastoca y tener cuidado con lo que haces y si cometes un error, lo tienes que decir y pedir tus disculpas. Es una responsabilidad bien grande y bien fuerte, pero valió la pena”.
Deja de fumar
Uno de los logros de la creativa empresaria ha sido dejar el cigarrillo hace un año tras cuatro décadas fumando, razón por la que desea escribir un libro para que les sirva de apoyo a las personas.
“No utilicé ningún medicamento sino, a ese ser maravilloso que ha estado en mi vida que se llama Dios. Estoy como cualquier adicto, día a día, porque siempre ha habido la posibilidad de recaer. Quiero sacar el libro, pero quiero estar más fuerte en mi convicción. Estoy contenta y valió la pena 40 años más tarde. Mi salud está mejor y los planes médicos deben estar contentos porque no tengo bronquitis; estoy más gordita, pero pienso que ahora estoy más buena”, acota.
“Lo mejor de mi edad es que te quita la preocupación de todo, ya no tienes que competir en nada y ése es uno de los grandes estrés que tenemos a diario”, precisa.