Natalia Rodríguez tiene 24 años, es la menor de cuatro hermanos (tres mujeres y un varón) y con su 1.74 metros se dio el lujo de ser elegida la representante de Argentina en el tradicional concurso de Miss Universo. Pero la historia de esta chica dista bastante de lo que uno pueda llegar a suponer y especular en un principio.
Natalia nació en Capital pero toda su infancia y adolescencia la pasó en Monte Hermoso, donde vivía junto a sus padres y desarrolló su humilde, generosa y alegre personalidad. Nunca se propuso ser modelo, hasta que a sus 16 años viajó a Capital Federal para visitar a una de sus hermanas. Con ella paseaba en el conocido shopping de Zona Norte, Unicenter, cuando un empleado de una agencia de modelos advirtió su belleza y no dudó en proponerle hacer un intento en el mundo del modelaje.
Natalia aceptó con más miedo que ganas y a los pocos meses ya se fue a hacer temporada a Punta del Este con la Agencia Toledo. “Mi primer desfile fue uno organizado por Giordano. Me agarraron 40 grados de fiebre de los nervios”, contó Natalia a 24CON.
Después de participar en varios desfiles y eventos, pasó a ser parte del staff de Leandro Rud. Aunque su aventura por aquella agencia no duró mucho. “Estuve un año ahí y después me salió para ir a un casting en una agencia muy conocida en México”, relató.
De esa manera, rompió vínculos con Rud y se buscar su suerte al DF mexicano. Pese a que le fue “bastante bien” y que le “gustó la experiencia”, Naty estuvo unos cuatro meses en el país azteca y volvió a Capital Federal (donde ya está radicada hace siete años) con la decisión tomada de largar todo.
“Como todo (el modelaje) tiene su lado bueno y su lado malo. Es un ambiente muy competitivo y yo había subido unos cinco kilos y no me sentía bien conmigo misma”, confesó y explicó el vuelco de 180º que dio su vida a partir de esto.
“Empecé a trabajar con mi hermana en decoración, ella se dedica a eso. También en restauración de muebles. Después en el verano me fui a Monte Hermoso y estuve ayudando a mi hermano en el bistró Amanda. Ahí atendía las mesas, despechaba las bebidas”, detalló sin que se caigan sus anillos. “Me gusta trabajar”, cerró.
Además de las nuevas y más terrenales salidas laborales, Natalia encontró un nuevo rumbo espiritual en un curso de “El arte de vivir”. “Me marcó muchísimo. Aprendí a ver las cosas de otra manera. Aprendí lo que es el servicio, lo que es ayudar. Y a que las cosas van a pasar en el momento que uno está preparado para recibirlo”, aseguró y parece que no se equivocó.
De vuelta en Capital, un conocido de Natalia le hizo saber que se hacía un concurso para representar a Capital Federal en Miss Universo Argentina. Luego de discutirlo con la familia, Natalia decidió hacer una última pasada por la pasarela.
“Lo tomé como mi despedida definitiva del modelaje”, dijo en uno de los desaciertos más lindos que debe haber vivido. Lo cierto, es que probó su suerte y se quedó con el casting. Una vez con el trono de CABA en su poder, no podía quedarse ahí. Aunque nunca imaginó que, lejos de ser el último rodeo, Miss Universo Argentina sería su vuelta triunfal.
“Éramos 24 chicas. Fue increíble todo. Estuvimos tres días en el hotel Howard Johnson. Ensayábamos mucho en el Palacio Alsina (donde se realizó el evento). Visitamos la Boca, Caminito. Cenábamos en distintos lugares todas las noches. Y por suerte hicimos un muy buen grupo entre todas. Hubo muy buen compañerismo”, detalló.
Finalmente, el lunes 4 de julio llegó el gran día. Con Mirtha Legrand como presidente del jurado y todos sus familiares y amigos como hinchada, Natalia se impuso como Miss Universo Argentina 2011.
“Me tomó por sorpresa. Yo le ponía todas las fichas a la chica de Corrientes. Pero cuando escuché ‘Ciudad Autónoma de Buenos Aires’… Exploté de emoción. Veía a mi familia y mis amigos saltando. Mi papá con lágrimas en los ojos. Fue muy emocionante”, recordó con alegría.
Ahora, Natalia sabe que ya está de vuelta en el mundo del modelaje y que esta vez lo hará “hasta que me dé el cuerpo”, bromeó. Aunque aclaró que ya no siente las mismas presiones que la hicieron dimitir. “Ahora me lo tomo de otra manera. Me lo tomo más tranquila, relajada”, aseguró.
Mientras se prepara para competir en el gran certamen Miss Universo en representación de la Argentina, Natalia se compromete con su función y, sobre todo, con las labores solidarias que conlleva. “Estoy a full con Fundamind, ahora estamos juntando plata para recaudar fondos para tres salas maternales y un playón deportivo”, contó e invitó a “cualquiera que quiera venir a repartir juguetes el 19 de agosto en la calle 24 de Noviembre 140”. Funadmind se ocupa de darle lugar y atención diaria a 100 chicos en situación de pobreza y VIH.
Los próximos pasos de Natalia serán en Venezuela, donde estará desde el 29 de julio hasta el 7 de agosto, preparándose en la Escuela Reina de Belleza, cuna de de tres de las últimas cuatro Miss Universo. De allí, a San Pablo, donde estará del 22 de agosto al 13 septiembre. El 12 de septiembre Natalia será una de las 80 muchachas que participen por el trono de Miss Universo.
Ante la consulta, Naty no se achica y piensa que tiene chances universales, aunque fiel a su estilo, tampoco se agranda. “Por qué no, por supuesto me tengo fe”, finalizó.
Fuente: 24con